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    El centro de interpretación

    El centro de visitantes del poblado de s’Illot abrió sus puertas en verano de 2010. Su apertura fue la culminación de toda una serie de actuaciones destinadas a recuperar y revalorizar el yacimiento. Estas actuaciones se iniciaron el año 2008, después de 40 años de inactividad en el yacimiento. En el centro de visitantes encontramos un repaso histórico de la Prehistoria de Mallorca a través de paneles explicativos, de una maqueta a escala del poblado y de un teatro virtual en el que se puede ver una escena de la vida cotidiana en un poblado. Actualmente el centro recibe multitud de visitas de grupos escolares de toda Mallorca, así como de asociaciones, turistas y visitantes particulares.

    INTRODUCCIÓN

    MALLORCA ANTES DE S’ILLOT

    El poblado talayótico de S’Illot se erigió a finales de la Edad del Bronce pero, en Mallorca, ya hacía tiempo que había gente. El primer poblamiento está fechado en torno al 2350 aC, y se habría producido por un contingente de pobladores del noreste peninsular y del sur de Francia. Esta cultura, en transición entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, se caracterizó por la construcción de navetas habitadas por grupos familiares. Su economía era ganadera, aunque también cultivaban algunos cereales. A nivel funerario, los enterramientos se realizaban en dólmenes como el de s’Aigo Dolça o en cuevas como Can Martorellet.

    PRIMER PANEL

    La cultura talayótica (850 aC – 550 aC)

    Al final de la edad del bronce (1100-900 aC) se produjeron una serie de procesos que reflejan las complejas transformaciones sociales, económicas e ideológicas que dieron lugar al nacimiento de la cultura talayótica:

    – El crecimiento demográfico provocó un incremento del número de asentamientos y poblados y, por tanto, más presión sobre los recursos de Mallorca.

    – El aumento progresivo de los intercambios con el exterior protagonizados por los fenicios.

    – La transformación de las estructuras sociales: la comunidad alcanza una mayor importancia.

    – El cambio radical en la concepción y organización del territorio.

    CONTROL DEL TERRITORIO EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD

    Una de las principales preocupaciones de los talayóticos fue delimitar y controlar el territorio que ocupaba la comunidad. Es en este momento cuando el paisaje se fue acotando con una serie de asentamientos que se divisaban entre sí, y que permitían el control visual de toda el área.

    UNA NUEVA ARQUITECTURA PARA UNA CULTURA NUEVA

    La cultura talayótica supuso una expansión de la arquitectura ciclópea (hecha con grandes piedras en seco), y el surgimiento de nuevos edificios: talayots de diversa tipología, túmulos, plataformas escalonadas y centros ceremoniales.

    LA ARQUITECTURA: SÍMBOLO DE PODER Y DE FUERZA

    La arquitectura monumental se convirtió en el medio que tenía cada comunidad para expresar su fuerza y ​​poder. Además, sirvió para reforzar la cohesión social: todo el grupo participaba en su construcción, y varios edificios tenían funciones comunales: lugares de reunión, redistribución de alimentos, espacios ceremoniales, etc.

    SEGUNDO PANEL

    LA CULTURA POSTALAYÓTICA (550-123 aC)

    HACIA LA CULTURA POSTALAYÓTICA

    A partir de, aproximadamente, el 550 Ac, se observan una serie de cambios que afectan de manera esencial a la cultura talayótica: surgen nuevas estructuras defensivas en los poblados como las murallas, se reorganizan los espacios domésticos con una mayor compartimentación de las habitaciones, y se reutilizan los talayots.

    Además, parece que aparecen nuevas tipologías arquitectónicas y prácticas funerarias diferentes: enterramientos colectivos, enterramientos en ataúdes zoomorfos dentro cuevas, etc. Todo ello muy posiblemente fue debido a la influencia de otras civilizaciones presentes en el Mediterráneo, como la púnica que reclutaba aquí los famosos honderos baleares y que, junto con la importación de nuevos productos comerciales, afectó a la sociedad postalayótica a nivel económico, social e ideológico.

    ¿UN FINAL BRUSCO?

    A pesar de estas importantes transformaciones, la sociedad talayótica tuvo posiblemente un final brusco y violento. Así lo indican los restos carbonizados de las estructuras de yacimientos talayóticos como, por ejemplo, son Oms, son Fornés, Capocorb Viejo, son Serralta, o el mismo poblado de s’Illot.

    UNA SOCIEDAD DIVERSA BAJO LA INFLUENCIA PÚNICA

    La sociedad postalayótica se diferencia sustancialmente de la talayótica, aunque utilizaron los mismos espacios y yacimientos. Se caracterizó por la aparición de grupos dominantes y por ser una sociedad muy diversa, tanto en el ámbito doméstico, como en los rituales funerarios o en las técnicas de producción cerámica.

    EL FIN DE UNA ERA

    La cultura postalayótica terminó con la conquista de Mallorca por parte de los ejércitos romanos de Quinto Cecilio Metelo el 123 aC. Sin embargo, fue a mediados del siglo I aC cuando el impacto romano comenzó a notarse en la comunidad insular, de manera cada vez más intensa.

    TERCER PANEL

    LA VIDA EN EL POBLADO DE S’ILLOT

    LA COMUNIDAD: PRINCIPIOS SOCIALES DE LOS TALAYÓTICOS

    A diferencia de la Edad del Bronce, en la cual las relaciones sociales se basaban en lazos de parentesco, en las sociedades talayóticas la comunidad cobra protagonismo. Esto se refleja en el fuerte impacto visual de la arquitectura ciclópea (turriformes, talayots, etc.), en el gran esfuerzo colectivo que suponía su construcción y en las actividades comunales de tipo social e ideológico que se hacían. De hecho, en los poblados, también en el de S’Illot, la diferenciación entre la vida comunal y doméstica se refleja en la configuración arquitectónica de los poblados.

    TURRIFORMES Y TALAYOTS: CENTROS DE LA VIDA SOCIAL

     Más allá de su control visual y papel capital como elementos de referencia del paisaje talayótico, las grandes edificaciones ciclópeas, como el turriforme escalonado o los talayots circulares, acogían las actividades de tipo comunal o social. Por ejemplo, el Talayot I de Son Fornés se ha interpretado como un lugar donde se descuartizaba y se distribuía la carne para toda la comunidad. El Talayot II del mismo yacimiento se ha interpretado como un lugar donde se hacían reuniones de carácter simbólico, religioso o político por parte de un grupo de personas. En el turriforme escalonado de Son Ferrer se han documentado actividades de tipo ceremonial relacionadas con la gestión de plantas con propiedades estimulantes.

    LAS VIVIENDAS: CENTROS DE LA VIDA FAMILIAR

    Frente a la arquitectura ciclópea, en los poblados encontramos una serie de habitaciones que acogían actividades de tipo doméstico: cocinar, fabricar utensilios, etc. Las viviendas disponían de áreas de descanso, zonas de preparación de alimentos, situadas normalmente alrededor de un hogar, y áreas mixtas donde se llevaban a cabo multitud de actividades de tipo doméstico.

    LA DIETA TALAYÓTICA

    En la alimentación cotidiana predominaba la carne, básicamente de oveja, cabra, cerdo y buey, completada con cereales y vegetales silvestres, como tubérculos o frutos. De los animales domésticos también se extraía la leche para hacer quesos. Por el contrario, la caza era una actividad complementaria con poco peso en la dieta talayótica. Del mar parece que sólo se recolectaban lapas y otros caracoles marinos, sin que se desarrollara ningún tipo de pesca.

    PANEL CIRCULAR CENTRAL

    PIEDRA

    La industria lítica

    Las herramientas de piedra en la cultura talayótica se reducen a tres grupos principales: morteros, molinos de rozamiento y percutores esféricos. Los morteros se hacían, en muchos casos, sobre gres y mediante la técnica del vaciado. Eran de dimensiones reducidas y servían principalmente para picar alimentos (bellota, tubérculos) o colorantes minerales (óxido de hierro). Menos comunes eran los molinos de rozamiento con una base fija y un molino móvil que permitía, con el uso de las dos manos, generar un movimiento de fricción con el que se molían los alimentos. Los percutores esféricos utilizaban junto con los morteros. De manera excepcional, se han localizado fragmentos de sílex que podrían haberse utilizado para encender el fuego o como elementos de corte.

    LA INDUSTRIA ÓSEA

    A diferencia de períodos anteriores, la industria ósea en la cultura talayótica se simplifica enormemente. En la mayoría de casos se reduce a simples punzones hechos con diáfisis de huesos largos, con una punta afilada por fricción. Estas herramientas se circunscribían al ámbito doméstico y en las actividades que se llevaban a cabo como, por ejemplo, coser pieles animales.

    METAL LA METALURGIA: LOS OBJETOS SIMBÓLICOS LOS ÚTILES

    Con la cultura talayótica los objetos de metal abandonan el carácter simbólico que tenían durante la Edad del Bronce final para convertirse también en herramientas de uso diario. La mayoría de los objetos son de bronce, aunque también se localizan de hierro, probablemente traídos por los fenicios.

    ARCILLA LA PRODUCCIÓN CERÁMICA

     Las comunidades talayóticas de Mallorca muestran una tradición común muy arraigada en los procesos de producción de cerámica, aunque existen variaciones observadas entre estas. En la mayoría de casos, la materia prima se obtiene de arcilla próxima al poblado, a las que se añade calcita, un desengrasante mineral que facilita el modelado, reduce el tiempo de secado y mejora el comportamiento térmico durante la cocción. En otros casos, sobre todo en el período postalayótico, también se empleaba desengrasante vegetal.

    MODELADO Y COCCIÓN

    Una vez preparada la arcilla, comenzaba el modelado de la pieza que, en la mayoría de casos, se levantaba a partir de la técnica de la urdimbre, mediante la superposición de cintas o churros de arcilla. Una vez se conseguía la altura de la pieza deseada mediante dicha superposición, se dejaba secar para, posteriormente, homogeneizar la superficie. Algunas veces, esta tarea se llevaba a cabo mediante un bruñido. En otros, se utilizaba una herramienta que dejaba estrías anchas y paralelas a la superficie. La cocción se hacía en hornos abiertos que alcanzaban una temperatura que oscilaba entre los 550 y los 800C. El característico color oscuro de las cerámicas se conseguía mediante una cocción reductora, es decir limitando la entrada de oxígeno en los últimos estadios de la cocción.

     

    Intervenciones recientes

    Desde finales de los años 70 y hasta el año 2008 no se hizo ningún tipo de intervención arqueológica en el poblado. Esto provocó que el yacimiento cayera en el abandono, hasta convertirse prácticamente en un basurero. En 2008 el Ayuntamiento de Sant Llorenç des Cardassar decidió recuperarlo como parte del proyecto de reconversión turística del núcleo de s’Illot; entonces el yacimiento se limpió, se creó un itinerario con pasarelas y carteles explicativos, y se creó el centro de visitantes. A continuación, en el año 2012, se reactivaron las intervenciones arqueológicas en el yacimiento después de 40 años de inactividad al poblado. Estas todavía duran hoy en día. Con estas intervenciones se han recuperado, reexcavado y consolidado estructuras ya excavadas anteriormente, se han excavadas nuevas, y se ha despedregado buena parte del poblado, lo que ha permitido sacar a la luz nuevos espacios hasta entonces desconocidos. Estas actuaciones se han hecho con financiación del Ayuntamiento de Sant Llorenç, del Consell de Mallorca, y con líneas de subvención estatales – 1,5% cultural del Ministerio de Fomento – y europeas – Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) -. La recuperación del poblado, junto con las intervenciones arqueológicas que se ha llevado a cabo desde el año 2012, ha permitido reposicionar el Poblado de s’Illot como uno de los yacimientos de referencia a todos los niveles de la Prehistoria de Mallorca .